No es que sea un exagerado, yo diría que soy un amante de la palabra bien escrita.
Porque escribir bien es un arte del que todos deberíamos participar y disfrutar.
Aunque durante algún tiempo estuve interesado en una mujer.
Era un poco tímida, eso la hacía ver linda, y como estudiante era decente.
Creo que está de más el mencionar que sus atributos físicos eran excelsos y que el gris ambiente de aquellas tardes escolares resaltaba aún más todo sobre ella.
Así durante una ajetreada y monótona tarde de clases lo decidí.
Le expresé en una carta digna de Neruda o de Benedetti todos mis sentimientos hacia ella.
Lo que más dolió fueron esas 4 palabras de respuesta:
"Io tanvien te hadoro".