miércoles, 25 de diciembre de 2013

Un día de abril

"Volveré un día de abril"

Fue lo último que escuché de él.
Desde entonces he visto la luna ir y venir tantas veces cómo las que he intentado dejar de fumar.

La ciudad ha sufrido menos cambios que mi corte de cabello... o sus colores.

Hay menos baches en las calles que cicatrices en mi cuerpo, y eso que ya hace algún tiempo que no gano una nueva.

Y digamos que el alcohol y yo hemos entablado una rara y a la vez bastante íntima relación.

En realidad creo que soy la única de aquél entonces que todavía lo espera... O lo recuerda, espera, soy la única que queda en ésta ciudad de todos los que éramos en aquél entonces.

Aún así hay algo que hace que cada tarde de abril me encuentre en esa misma banca de parque dónde esa promesa fue hecha.
No puedo discernir si es por costumbre o esperanza que sigo viniendo pero realmente no me sentiría en paz si no viniera.

De cualquier modo ya no se ve a nadie conocido por éstos lares, al menos no me preocupa el hecho de que se pueda ver mal una mujer de ventitantos sentada en una pequeña banca en un parque mientras espera se cumpla una promesa hecha hace tanto tiempo ya que no recuerda el momento exacto en que fue hecha.

Pero al momento de marcharme, cuando ya es de noche y mi bebida de turno se ha agotado siempre sale de mis labios la misma frase.

"Un día de abril...".