-“¿Como fue que lograste invocarme sucio e insignificante humano?"; - decía el demonio con ojos centellantes y
fuego saliendo de sus terribles fauces.
Mientras tanto yo, temblando de terror desde la esquina de la cocina solo pude decir: "Estaba
siguiendo una receta del recetario de la abuela, se supone que ibas a ser caldo de pollo"
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