jueves, 17 de marzo de 2016

Vida en el camino.

Después de todas las canciones, accidentes, abrazos, debuts, despedidas y sin fin de otros sucesos caigo en la cuenta de que he pasado por incontables batallas y, que en realidad, en más de una salí perdiendo.
Después de todo eso hoy vivo aferrado al filoso borde de un recuerdo que desvanece, al desdibujado eco de una distante voz, a la desgarrada emoción de una melodía proveniente de un piano oculto entre la penumbra.


Misma incertidumbre con miedos distintos, misma duda diferentes fuentes, misma pasión diferente compañía, mismo frío, misma incredulidad, mismo yo... Y distinto yo.
Trato de romper el silencio pero mi voz me traiciona, huyo de tantos lugares que ni siquiera yo sé hacia donde me dirijo.
Deambulo por lugares donde el tiempo transcurre pero no permea, donde aunque todo es diferente podrías jurar que sigue siendo exactamente lo mismo.
Mismas desoladas calles y diferentes y abrasadoras miradas, misma nostalgia por los "buenos tiempos" y diferentes nuevas memorias en construcción.
Recuerdos van, experiencias llegan, personas que ocupan mi cerebro y ya no diferencio si son nuevos rostros u otros ya conocidos.
Ese frio en el pecho, esa tarde que agoniza, el pueblo que va apareciendo a la distancia, los labios que acarician mis oídos al pronunciar mi nombre, todas esas cosas que a pesar de que las conozco tan bien me siguen pareciendo tan nuevas y tan frescas cada vez
Y aunque todo esto es algo que me pasa a menudo, no puedo evitar soltar un poco de llanto cuando pienso en dejarlo todo atrás, junto al camino...






No hay comentarios:

Publicar un comentario