Después de
todas las canciones, accidentes, abrazos, debuts, despedidas y sin fin de otros
sucesos caigo en la cuenta de que he pasado por incontables batallas y, que en
realidad, en más de una salí perdiendo.
Después de
todo eso hoy vivo aferrado al filoso borde de un recuerdo que desvanece, al
desdibujado eco de una distante voz, a la desgarrada emoción de una melodía
proveniente de un piano oculto entre la penumbra.
Misma
incertidumbre con miedos distintos, misma duda diferentes fuentes, misma pasión
diferente compañía, mismo frío, misma incredulidad, mismo yo... Y distinto yo.
Trato de
romper el silencio pero mi voz me traiciona, huyo de tantos lugares que ni
siquiera yo sé hacia donde me dirijo.
Deambulo por
lugares donde el tiempo transcurre pero no permea, donde aunque todo es
diferente podrías jurar que sigue siendo exactamente lo mismo.
Mismas
desoladas calles y diferentes y abrasadoras miradas, misma nostalgia por los
"buenos tiempos" y diferentes nuevas memorias en construcción.
Recuerdos
van, experiencias llegan, personas que ocupan mi cerebro y ya no diferencio si
son nuevos rostros u otros ya conocidos.
Ese frio en
el pecho, esa tarde que agoniza, el pueblo que va apareciendo a la distancia,
los labios que acarician mis oídos al pronunciar mi nombre, todas esas cosas
que a pesar de que las conozco tan bien me siguen pareciendo tan nuevas y tan
frescas cada vez
Y aunque
todo esto es algo que me pasa a menudo, no puedo evitar soltar un poco de
llanto cuando pienso en dejarlo todo atrás, junto al camino...
No hay comentarios:
Publicar un comentario